HOMENAJE A LOS ABOGADOS DE ATOCHA
Este 24 de enero, hace 40 años, un grupo de extrema derecha, irrumpió en el despacho de un grupo abogados laboralistas situado en el número 55 de la calle Atocha en Madrid y ametrallaron a las nueve personas presentes. Fallecieron los abogados Javier Sauquillo, Javier Benavides, Enrique Valdelvira, Serafín Holgado y el sindicalista Ángel Rodríguez Leal. Resultaron gravemente heridos Alejandro Ruiz-Huerta, Mª Dolores González, Luis Ramos y Miguel Sarabia.
El atentado vino precedido por una huelga en el transporte interurbano de Madrid, la muerte el día anterior del estudiante Arturo Ruiz por disparos de los guerrilleros de Cristo Rey y el fallecimiento de Mari Luz Nájera por impacto de un bote de humo de la policía, “los grises”. Ese mismo día, el 24 de enero por la noche, un grupo de pistoleros, buscando en el despacho laboralista a Joaquín Navarro, que era el secretario general del Sindicato de Transportes de Comisiones Obreras, perpetran la que fue llamada “La Matanza de Atocha”.
El entierro de estos cuatro abogados y el sindicalista Ángel Rodríguez, (a quien el alcalde del PP de su pueblo, Casasimarro en Cuenca, se niega a que un grupo de vecinos coloque una placa en su memoria) seguramente ha sido la manifestación más multitudinaria conocida en España, manifestación que colapsó la ciudad entera. De esta manifestación se dijo “El silencio dolía más que los disparos. Los claveles fluían como un manto de sangre”. Aquellos miles y miles de hombres y mujeres, aquella tensión contenida, aquel silencio solo roto con algunos vivas a los muertos y por el canto de la Internacional, (ya en el cementerio) fue algo que el pueblo de Madrid, el país entero, nunca olvidará.
Los asesinos de los abogados de Atocha eran pistoleros y militantes fascistas de grupos de extrema derecha, pero detrás de ellos había fuerzas importantes que jamás fueron investigadas, ni en los cuerpos de seguridad del Estado ni en los poderes económicos más ligados al mantenimiento del franquismo – el llamado bunker – que contaba con decisivos consensos en el ejército y en la judicatura. El crimen fue condenado naturalmente por el gobierno de UCD y la impresionante manifestación de duelo en el entierro de los abogados de Atocha fue el detonante de la legalización del PCE y el decisivo encarrilamiento de la transición política hacia las elecciones generales que construirían un nuevo sistema democrático y generarían una Constitución acorde con él. Es por tanto un crimen que pretendía impedir la democracia, castigando precisamente a quienes defendían a los trabajadores frente a la dictadura, y señalando a las dos organizaciones que se habían destacado en la lucha antifranquista, las Comisiones Obreras y el Partido Comunista. Los instigadores de aquellos asesinatos no consiguieron lo que buscaban, que no era otra cosa que dinamitar el proceso de consolidación de la democracia en España. Todo lo contrario, este crimen y la posterior manifestación acelero el proceso democrático.
Hoy, solo nos queda el recuerdo y el agradecimiento a todos los que, de una manera u otra, y estos cinco con su vida, trabajaron y se la jugaron por la democracia en España, por eso desde ACI, queremos recordar para no olvidar en este 24 de enero, a quienes asesinaron buscando impedir que la democracia fuera el modelo de convivencia de todos nosotros/as.